En TekeLab, venimos trabajando de manera conjunta Tekeando y la investigadora Lucía del Moral, siendo uno de los lugares comunes el reconocer (y en consecuencia trabajar para facilitar) la participación de niños/as como agentes activos/as en la propia definición de sus necesidades y de las necesidades de sus comunidades.

A continuación os dejamos el texto que nos comparte la compañera, a quien agradecemos su labor y el tiempo compartido:

El Proyecto “Infancia y Bienestar. Indicadores y Bases para el desarrollo de Políticas Públicas”

Hace ya casi un año cerrábamos oficialmente el proyecto Infancia y bienestar. Indicadores y bases para el desarrollo de políticas públicas desde un enfoque de capacidades. Digo “cerrábamos oficialmente” porque acababa el plazo de ejecución del mismo, sin embargo las ideas y propuestas que construimos durante sus 4 años de duración siguen activas y en permanente reconstrucción. Un ejemplo, de ello es esta colaboración con TekeLab-

El proyecto Infancia y Bienestar nació con el objetivo de aplicar al Enfoque de las Capacidades (Sen 1985, 1999) (EC, en adelante), al análisis de la realidad de niñas y niños en el contexto andaluz, y del sur de Europa, de crisis y post-crisis que, entre otras cuestiones, se ha caracterizado por un emporamiento de las condiciones de vida de una buena parte de la población. Es en este escenario, nos parecí fundamental indagar como niñas/os describen sus propias condiciones de vida, a qué consideran una “buena vida” y de propias potencialidades para desarrollarla. Para ello, el proyecto hunde sus raíces en dos planteamientos teóricos específicos, el propio EC y el enfoque de la sostenibilidad de la vida, que en buena medida bebe de teorías feministas, en concretos de los enfoques feministas sobre la economía. Ambos enfoques entienden el bienestar de un modo multidimensional, se orientan a la transformación social e invitan a reflexionar sobre lo que supone una buena vida, una vida digna de ser vivida para todas las personas.

La “sostenibilidad de la vida” en palabras de Cristina Carrasco es “un proceso complejo, dinámico y multidimensional de satisfacción de necesidades en continua adaptación a las identidades de los individuos y las relaciones sociales, un proceso que debe ser continuamente reconstruido, y que requiere de recursos materiales pero también inmateriales, vinculados en gran medida al trabajo de cuidados desarrollado eminentemente por las mujeres” (2014).

Por su parte, el EC es un marco conceptual que otorga un rol central a la evaluación de los logros y libertades de una persona en términos de su capacidad real para ser y hacer las diferentes cosas que valora y tiene motivos para valorar. Parte de dos conceptos fundamentales: las funcionalidades, entendidas como aquello que una persona en la práctica es o hace; y las capacidades, el conjunto de diferentes oportunidades reales que una persona tendría para ser o hacer una determinada cosa, es decir la “libertad para” ser o hacer, que permitiría canalizar en qué medida dicha persona ha tenido la opción de elegir. En paralelo, el EF tiene muy en cuenta los denominados factores de conversión, que determinan en qué medida una persona puede transformar un recurso, sea material o inmaterial, en una funcionalidad) y la agencia, es decir la posibilidad de la persona para influir y modificar el propio contexto estructural en el que viven y que influye sobre sus capacidades y funcionalidades.

Al aplicar estas nociones a la infancia, en la línea de los nuevos estudios de la infancia, el EC considera a niñas/os, como agentes activos y sujetos de agencia y expertos/as en su propia vida; agentes cuyas capacidades evolucionarán de forma constante durante su ciclo de vida. La influencia de distintos factores de conversión (individuales, como el género; sociales o contextuales, como la familia, escuela o comunidad de pertenencia; y otros más meso o macro, como el papel de los Estados) determinarán si dicha evolución se orientará hacia la expansión de capacidades o al contrarío si limitará su florecimiento. Así, el proyecto entiende el bienestar en la infancia como las posibilidades que tienen niñas/os de ser o hacer aquello que ellos o ellas mismas/os valoran y tiene motivos para valorar.

Partiendo de estas consideraciones, el proyecto se plantea, entre otras, las siguientes cuestiones: ¿quién decide qué es una vida buena para niñas/os, y qué implica esta decisión en la medición y desarrollo de políticas públicas? ¿Es posible y deseable desarrollar un listado de capacidades relevantes para niñas/os, y quién o quiénes pueden y deben hacerlo? ¿Qué elementos tiene la vida buena en y para niñas/os? ¿Qué es la participación infantil y que es la participación activa y efectiva de la infancia? ¿Cómo impacta el contexto neoliberal, post-crisis y austeritario en el bienestar y las capacidades de la infancia?

De cara a contestar al menos parcialmente a estas preguntas, una de las líneas del proyectó se orientó al desarrollo de un listado de capacidades relevantes para el bienestar de las niñas/os andaluces y de otras regiones del sur de Europa. Inspirado por la propuesta de Ingrid Robeyns (2003) desde la economía feminista y del grupo de trabajo sobre infancia de la Asociación Desarrollo Humano y Capacidades (Biggeri et al. 2006), el proyecto plantea un listado inicial de doce capacidades para el bienestar infantil:

1) Vida y salud física y mental: poder estar sano/a y disfrutar de una vida de duración normal.

2) Afectividad, emociones y amor: ser capaz de manifestar y expresar las propias emociones, así como de recibir y ofrecer afecto y cariño de tu familia, amigos/as, conocidos/as…

3) Buen trato y seguridad: poder gozar de una vida libre de violencias en sus diferentes ámbitos.

4) Relaciones Interpersonales: poder disfrutar de redes sociales (familiares, amistades, grupos de pares, comunidad educativa, etc.).

5) Participación y toma de decisiones: poder recibir información objetiva, tener voz, influencia y capacidad de decisión en la vida pública en su comunidad y su entorno.

6) Educación formal y no formal: poder instruirse y recibir educación formal y no formal de calidad y libre de prejuicios (acceso a la información, capacidad de análisis crítico, incluye formación deportiva, artística y musical, etc.).

7) Bienestar económico y material: poder vivir una vida libre de la explotación económica y no económica (incluye trabajo, vivienda…).

8) Cuidados y corresponsabilidad: Poder cuidar y ser cuidado y poder repartir esta función, entendida desde la perspectiva del diamante del cuidado, de forma igualitaria por razón de sexo y sin que implique anulación de la propia autonomía.

9) Actividades de ocio, juego e imaginación: poder disfrutar de tiempo libre y de ocio.

10) Respeto, diversidad e identidad: poder ser respetado y tratado con dignidad, poder desarrollar la propia identidad y ser capaz de respetar a los demás.

11) Autonomía sobre la propia vida: poder disponer del propio tiempo, poder desplazarse autónomamente y desarrollar la propia iniciativa y proyectos propios.

12) Entorno y medioambiente: poder disfrutar de un medio (urbano y rural) libre de contaminación y con un diseño y planeamiento que permita desarrollar el resto de capacidades.

Este listado se validó a través de un proceso que ha implicado a más de 330 niñas/as andaluces participantes en 10 Consejos municipales de Infancia y Adolescencia en Andalucía vinculados a municipios con el sello de Ciudades Amigas de la Infancia de UNICEF (Almonte, Montilla, Sevilla, Alcalá de Guadaira, Dos Torres, Castro del Río, Conil, Marbella, Málaga y Vera). La intención de este proceso fue conocer cómo enuncian niñas/os sus capacidades de forma autónoma, qué consideran relevante para su bienestar y para el de las personas adultas, y qué nivel de bienestar reconocían disfrutar (ver por ejemplo del Moral-Espín, Pérez-García y Gálvez 2017 y Domínguez-Serrano, del Moral-Espín y Gálvez 2018) así como presentar y reflexionar sobre nuestra propuesta inicial de capacidades.

Una vez desarrollado y validado el listado, confiábamos en que fue de utilidad para otras iniciativas y proyectos desarrollados en Andalucía. Ver que espacios como TekeLab-Tekeando, se apropian de él y le sacan partido, demuestra que no andábamos desencaminadas. Confío en que en los próximos meses veremos florecer esta colaboración.

 

Algunas referencias bibliográficas para saber más del enfoque de las capacidades

Biggeri, M. et al., (2006), “Children Conceptualizing their Capabilities: Results of a Survey Conducted during the First Children’s World Congress on Child Labour”. Journal of Human Development, 7(1), pp.59–83

Carrasco, Cristina (2014), “La economía feminista: ruptura teórica y propuestas conceptuales,” in Con voz propia: la economía feminista como apuesta teórica y política, C. Carrasco, ed., Madrid: La Oveja Roja, 25–48.

Del Moral-Espín, Lucía, Pérez-García, Alicia, Gálvez, Lina (2017), “Una vida Buena. Difiniendo las capacidades relevantes para el bienestar desde las voces de niñas y niños,” Sociedad e Infancias, 1pp. 203-237. Accesible en: http://revistas.ucm.es/index.php/SOCI/article/view/55932/51616

Domínguez-Serrano, Mónica & del Moral-Espín, Lucía (2018), From Relevant Capabilities to Relevant Indicators: Defining an Indicator System for Children’s Well-Being in Spain. Child Indicators Research, 11(1), pp.1–25

Domínguez-Serrano, M., del Moral-Espín, L., & Gálvez Muñoz, L. (2018). A well-being of their own: Children’s perspectives of well-being from the capabilities approach . Childhood, 1–17. https://doi.org/10.1177/0907568218804872

Robeyns, Ingrid (2003), “Sen’s capability approach and gender inequality: selecting relevant capabilities,” Feminist economics, 9 (2–3), 61–92.

Sen, Amartya (1985), “Well-Being , Agency and Freedom,” Journal of Philosophy, 82 (4), 169–221.

Sen, Amartya (1999), Development as freedom, Oxford University Press.